ÁREA CIENTÍFICA
PSIQUIATRÍA
TRATAR LA HISTORIA TOTAL DEL PACIENTE
Luigi Cancrini ha explicado a DM que para tratar la personalidad ‘borderline’ hay que atender a la historia total del paciente, a su entorno social y familiar, y a los sucesos acaecidos en la niñez.
Santiago Rego. Santander | dmredaccion@diariomedico.com | 19/01/2015 16:31
Luigi Cancrini, psiquiatra del Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional de Roma. (Roberto Ruiz)
Existe una “relación clara entre maltrato infantil y desarrollo posterior de trastornos de la personalidad ligado a episodios negativos durante una infancia infeliz. No siempre ocurre, pero conviene intervenir en cuanto se observan síntomas”. Se trata de un reto clínico al ser “una patología inexplorada y de difícil diagnóstico”. Son palabras de Luigi Cancrini, psiquiatra del Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional de Roma, y autor del conocido Océano borderline: viaje por una patología inexplorada, quien asegura que el abordaje borderline permite “asistir trastornos de la personalidad heredados de la niñez. Un mal abordaje del pasado impide evaluar correctamente la realidad”.
Cancrini ha estado en Santander en la I Jornada sobre Salud Mental y Patología Dual organizada por el Hospital Padre Menni. Experto en terapia familiar y en psicoanálisis, ha hecho hincapié en que en cualquier caso clínico todos los aspectos, incluidos los ocurridos durante la infancia, que trascienden al individuo en la vida adulta, son relevantes. “El trastorno mental funcional asociado al océano borderline no está inscrito en el ADN del individuo, pero sí es hereditario por transmisión familiar”.
A su juicio, el problema de la Psiquatría es que se ha volcado en los síntomas, y ha dejado la globalidad de la personalidad individual. “Hay que cambiar la forma de hacer la entrevista clínica sustentada en síntomas, y buscar los verdaderos patrones de conducta y cómo se ha organizado la personalidad que presenta trastornos de conducta”.
¿Qué es el funcionamiento bordeline? El psiquiatra, que trabajó con drogodependientes y ahora lo hace con niños maltratados, ha reconocido que se trata de uno de los aspectos más complejos de la actual psicopatología, como es el difuso concepto de lo límite, que es el término clásico manejado por los psiquiatras. Cancrini, en cambio, lo llama borderline en las personas con un trastorno de la personalidad grave, y que pude ser reversible con un buen diagnóstico y un tratamiento de psicoterapia.
“Un diagnóstico riguroso de la organización de la personalidad sólo es posible si se parte de una exploración atenta de toda la historia del individuo, de los periodos buenos en particular, pero también de los malos y de sus diversas maneras de relacionarse con los demás. La observación y la anamnesis centradas sólo en los síntomas no ayudan a entrar en contacto con los aspectos de una persona que tiende a presentar inicialmente lo peor de sí misma cuando reclama auxilio al psiquiatra”.
Para Cancrini, los padres son un espejo clave en el aprendizaje social, y un niño que ha sido maltratado o que ha visto episodios de violencia por alcohol, drogas o machismo, entre otros, “está en riesgo de desarrollar violencia, porque se identifica con su agresor. Es algo habitual en los pacientes neuróticos y psicóticos, y en muchos sucesos de criminalidad. De hecho, si el psiquiatra de una prisión conversa, por ejemplo, con un asesino en serie, o con una mujer que ha matado a su hijo, e indaga en su pasado, se detecta un funcionamiento borderline. Y lo mismo ocurre en muchos trastornos en personas adictas a las drogas o con TCA”.
Reconstruir la historia
Por ello, ha aconsejado superar la anamnesis como “una recopilación únicamente de datos sintomáticos, y sustituirla por una recogida de datos y de observaciones que sirvan para reconstruir la verdadera historia de una persona desde su infancia, y las experiencias afectivas que ha vivido y vive. Eso facilita tener una idea global y permite aplicar un enfoque terapéutico útil, porque el trastorno incubado en la infancia puede surgir en cualquier momento de la vida adulta”.
Cancrini, que lleva medio siglo de ejercicio profesional, salvo una pequeña etapa de diputado por el Partido Comunista en el Parlamento de Italia, ha observado que el profesional “no debe esperar resultados rápidos, y que la terapia no es el único factor de cambio en la personalidad alterada. Hay que actuar en el entorno familiar y de amistades. Además, el psiquiatra ha de ser humilde porque en cada abordaje terapéutico se enriquece el paciente, pero también el profesional. El buen terapeuta no se siente superior al enfermo”.
Cancrini utiliza una metáfora simple que ayuda a comprender mejor al borderline. El espacio que ocupan las situaciones asociadas a él es mucho más amplio -el océano- que el de las neurosis y las psicosis, que serían los continentes separados por el océano. Todo un reto, en su opinión, para la psicopatología ante el difuso concepto de límite en los cuadros mentales, muchos fruto del comportamiento negativo de los adultos sobre los niños y de convivencias convulsas en entornos desestructurados.
Actitudes vengadoras en la patología ‘borderline’
Luigi Cancrini, psiquiatra del Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional de Roma, se ha referido a las situaciones de regresión de funcionamiento mental que se manifiestan de forma más clara y dramática: en los niños en situación de riesgo y en la infeliz vida de quienes sucumben a la psicosis y la neurosis.
“Un niño traumatizado puede alimentar dentro de sí una actitud vengadora, violenta, dotada de una terrible tendencia a reproducir sobre el otro lo que él mismo ha sufrido. A veces la patología borderline se expresa en una oscilación entre el papel de víctima y el del agresor. Y si el trauma no es reciente, la identificación con el agresor se puede mostrar progresivamente en el comportamiento, con dificultad en el control de los impulsos”.
Este funcionamiento se presenta, según ha precisado, en todos los seres humanos involucrados en situaciones emocionales fuertes. No obstante, ha aclarado que el trastorno borderline de personalidad no es una característica estable del individuo. “No hay personas que son borderline, sino personas que funcionan a ese nivel por un tiempo más o menos largo y con una gravedad más o menos importante. Esto significa que cada situación, incluso la más grave, es reversible”.
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