PSYCHOECONOMY
13mar/120

Yippies y Yuppies

La aparición del movimiento Occupy Wall Street, nos da la oportunidad de recordar grupos similares que actuaron durante los años 60 en el mismo escenario. Entre ellos se destacaron los llamados "yippies", con Abbie Hoffman a la cabeza, y el colectivo Black Mask.
Dentro de las acciones que los yippies provocaron al poder establecido de la América de los años 60s, cabe recordar por su actualidad la que realizaron en el corazón financiero del país cuando se colaron en la bolsa de Wall Street y lanzaron billetes de dólar al aire. Sin detenerse a pensar qué era lo que estaba pasando, los agentes de bolsa olvidaron su trabajo y los intereses de sus jefes, y se arrojaron salvajemente a recolectar este dinero gratis, empujándose desvergonzadamente los unos a los otros.

La acción sorprendió a las desprevenidas autoridades de NY que procedieron a suspender la actividad de la bolsa. Fue una de las primeras veces que esto ocurría pero no la última. Actualmente, crisis financiera mediante, ya han sido suspendidas sus actividades varias veces ante situaciones como el desplome de las acciones o para evitar la caída de gigantes financieros.

1mar/120

Ocupando el dinero

Intervenir los billetes ha sido una práctica popular motivada por un sin número de razones pero siempre como respuesta a la imposibilidad de acceder a los circuitos de difusión, ante la ausencia de representación política, la persecución o la censura. El campo del arte se valió de esas tácticas en las que el mensaje clandestino, al quedar unido indisolublemente con el valor de cambio del billete, logra así de forma viral, sobrevivir tanto como lo permita su portador. Desde Cildo Meireles hasta el movimiento Ocupy Wall Street, pasando entre otros por Joseph Beuys han puesto sus mensajes a circular de mano en mano.

La obra “Inserciones en Circuitos Ideológicos: Proyecto Cédula”, de Cildo Meireles consistía en la intervención con mensajes contra el gobierno dictatorial y el autoritarismo que eran sellados en billetes retornados a la circulación. La frase “Quién mató a Herzog?” por ejemplo, alertaba sobre la muerte del periodista Vladimir Herzog, detenido por los órganos de represión política. El proyecto, acentuando su carácter viral,  disponía de instrucciones para la reproducción de la acción y declaraba: “la reproducción de esa pieza es libre y abierta a toda y cualquier persona”.

Beuys por su parte, escribiendo a mano slogans como "Arte = Capital" o "Creatividad = Capital", lejos de ser una apología del mercado del arte, nos intentaba señalar el valor de la innovación, (algo que reside en cada ser humano siguiendo su concepción de que "todo el mundo es un artista") y que el arte es la nueva moneda para la transformación de la sociedad, En la misma línea debe ser considerada su frase "El arte es la única fuerza revolucionaria".

Ocupy George, una propuesta surgida desde dentro del movimiento Ocupy Wall Street , con una acción más cercana a la de Meireles,  pero haciendo ya no sólo de sellos de goma sino de la diseminación a través de las redes sociales tanto de los mensajes como de los diseños y llamando a la participación masiva, propone intervenir los billetes de 1 dólar con diferentes gráficos y mensajes que permitan visualizar las diferencias entre el 1% y el 99% de la sociedad.

14feb/120

El dinero como arma de guerra II: Moneda para comprar tu vida

Entre las características de la moneda sobresale su capacidad de circulación y penetración más allá de toda barrera. Allí donde no llega la propaganda puede llegar un billete.
Así es que uno de los usos frecuentes en todas las guerras fue su utilización como soporte de propaganda ya sea en su formato real, sobreimprimiendo billetes de circulación legal, o en forma de imitaciones. Una de las variantes de esta particular guerra sicológica ha sido la de emitir salvoconductos, mimetizados como billetes de moneda local, con el propósito de minar la confianza de las tropas enemigas y fomentar su deserción.

10feb/120

El dinero como arma de guerra I: De la Operación Bernhard de la Alemania Nazi contra Gran Bretaña a los pesos cubanos falsificados por la CIA en la invasión de Bahía de Cochinos

El dinero siempre ha sido parte de las contiendas bélicas. Como arma de guerra ha adoptado diversos formatos y servido a distintos usos: vehículo de mensajes de propaganda, salvoconductos, o como parte de un operativo para sembrar el terror o la confusión en el enemigo.

Pero el caso de la CIA en Bahía de Cochinos, inspirado en la Operación Bernhard,  es un tanto excepcional ya que el objetivo táctico no será sólo la mente del enemigo sino su economía. Se imprimieron billetes falsos de 20 pesos cubanos y se repartieron entre las fuerzas invasoras que intentaron derrocar a Fidel Castro. La justificación de la CIA fue que siendo una operación encubierta en la que se hizo pasar a los invasores por cubanos, debían dotarlos de moneda local. La pregunta que surge entonces es por qué se imprimieron tantos billetes, mucho más de lo que las tropas podían gastar en la isla sin levantar sospechas.

Esta acción militar, quizás debido a su estrepitoso fracaso,  fue una de las más conocidas de Operación 40, un grupo creado por Eisenhower y dirigido por Richard Nixon cuyo objetivo fue el de derrocar a los gobiernos latinoamericanos contrarios a las políticas de los EE.UU.

7ene/120

Monedas no estatales: el caso Patagonia.

Existen una serie de países que tienen la característica de ser no-estatales. Algunos de ellos son países no reconocidos, otros son efímeros, virtuales, de fantasía. ¿Qué es lo que distingue a los estados de los no-estados? Pues el mero hecho de ser o no reconocidos por los gobiernos de otros países o de las grandes organizaciones internacionales. Al igual que los países estatales, algunos países no-estatales pretenden igualmente arrogarse el derecho de tener sus propias instituciones y sus símbolos (por ejemplo, escudos, banderas). Incluso, muchos de ellos acuñan sus propios pasaportes, sus propios timbres, su propia moneda. De manera que existen no-estados que acuñan sus monedas no-estatales. Estas tendrán sus particulares características de acuerdo al tipo de país no-estatal al que pertenezcan. Por ejemplo, la United Transnational Republics, una organización que, como su nombre lo indica,  pretende establecer un régimen transnacional democrático dentro de la globalización, propone su propia divisa: la Payola. Esta moneda se caracterizaría por ser transnacional en la época del colapso de las monedas nacionales. Otro tipo muy diferente de divisa sería por ejemplo, la moneda corriente válida dentro de Freetown Christiania, área autónoma autoproclamada ubicada en un sector de Copenhague. Allí circula la moneda denominada Løn, que es acuñada anualmente. Los ejemplos de divisas no estatales abundan. Aquí trataremos el caso de las divisas no estatales que circularon a mediados del siglo XIX en una particular área geográfica: la Patagonia.

La Patagonia siempre ha connotado misterio y lejanía. Su historia la muestra como un territorio semi-despoblado e inconquistable al cual, a lo largo de la historia, han ido a parar toda clase de aventureros, exploradores, refugiados, forajidos:  Francis Drake y otros piratas ingleses, Charles Darwin, pioneros galeses, Butch Cassidy, peligrosos presidiarios alojados en el Penal del Fin del mundo, refugiados del Imperio Ruso, Nazis encubiertos, nobles británicos dueños de estancias, actores de Hollywood dueños de estancias, magnates de los medios dueños de estancias. Fue precisamente aquí, hacia 1850 cuando se registraron dos diferentes divisas: la del Reino de la Araucanía, también conocido como Nueva Francia, intento de monarquía instituida por el noble francés Orélie Antoine de Tounens y la moneda de los Lavaderos de Oro del Sud, acuñada por el aventurero judío rumano Julius Popper, que llegó a la Patagonia sur en épocas de una efímera fiebre del oro.

18nov/110

Los Billetes del Infierno (y una maleta un tanto macabra).

Hell Bank Notes, el dinero de los muertos: del dinero del más allá al más allá del dinero.

Se conoce como Hell Bank Notes* (dinero de muertos) a unos billetes que desde el siglo XIX son utilizados en muchas regiones de Oriente para honrar y agasajar a los ancestros. Se trata de falso papel moneda que se adquiere habitualmente en atados y que se utiliza de diferentes maneras: o bien incinerándolo a manera de ofrenda, o bien arrojándolo al viento en las procesiones funerarias, simplemente dejándolo en los altares que honran a los ancestros o quemándolo en las piras funerarias que se realizan anualmente durante el Festival del Espíritu Hambriento (una especie de Día de Todos los Muertos chino). Habitualmente, estos billetes tienen en su frente grabada la imagen del Emperador de Jade, el gobernante del Cielo y la Tierra. En su dorso, llevan la del Hell Bank (Banco del Infierno). En otros casos, en lugar del Emperador de Jade se pueden encontrar otras figuras de la religión y la mitología chinas como por ejemplo, Buda, los Genios Ocho Inmortales o los dragones Yinglong, Fucanglong, Shenlong, Dilong, Tianlong, Li o Jiao. Debido a la creciente “occidentalización” china, también se encuentran en ocasiones billetes con los retratos de personajes tales como JFKeneddy, Marilyn Monroe o Albert Einstein.

Si bien hasta no hace mucho los difuntos eran honrados con algunos billetes de muerto y posiblemente también algo de comida, el gran crecimiento económico de los últimos tiempos y la consecuente ambición de una naciente clase media en el país han motivado que las ofrendas sean cada vez más sofisticadas. Así, hoy pueden encontrarse en los comercios dedicados a tal fin toda clase de objetos ya sea personales –peines, cepillos dentales, toallas, pantuflas-, electrónicos –plasmas, ordenadores, telefonía móvil-, financieros –tarjetas de crédito, chequeras-, objetos suntuarios -desde automóviles y casas hasta incluso sirvientes. Todo esto realizado en papel barrilete o en papel maché, a fin de asegurarse de que el difunto no pase necesidades una vez “del otro lado”. Dada la desmesurada proliferación en la comercialización de esta clase de objetos supuestamente votivos y ligados al ámbito religioso, las autoridades se han planteado poner ciertos límites por una cuestión de recato. Pero el hecho es que estos ya forman parte de la mitología popular, de sus usos y costumbres, y circulan profusamente.

No puedes llevártelo contigo

La existencia de un posible más allá de la muerte se presenta como uno de los grandes interrogantes del ser humano, que la ha abordado desde diferentes perspectivas científicas, religiosas, psicológicas, sociológicas, etcétera. Si bien muchas culturas creen en que no todo termina al morir el hombre, sus puntos de vista divergen. Para algunas,  tanto el cuerpo como el alma poseen la potencial capacidad de sobrevivir.  Para otras, sólo subsistiría el alma. Esta podría a su vez, según los casos, reencarnar en otros cuerpos o quedar en un estado inmaterial, liberada de su dimensión corporal. Es decir que, al morir, o bien no nos llevamos nada con nosotros, o nos llevamos el cuerpo y el alma o, eventualmente, solo el alma. Inmediatamente, claro, surge otra pregunta: ¿podríamos llevarnos algo más? A los fines de que los difuntos no pasaran necesidades en la otra vida, muchas sociedades tenían (y tienen) la costumbre de ofrendarlos y/o dotarlos con objetos materiales.

Además de embalsamar los cuerpos de sus monarcas siguiendo rigurosos procedimientos para que su cuerpo y alma llegaran intactos al reino de ultratumba, los egipcios creían, que estos debían ser enterrados junto con la misma clase de objetos que lo habían rodeado en vida solo que hechos de terracota, piedra u oro. Así, en sus tumbas ponían, además de agua y comida, vasijas, mobiliario, joyas. También colocaban unos muñecos que figuraban ser sus sirvientes (los ushabti).  En la Antigüedad griega, los muertos solían ser enterrados con una moneda debajo de la lengua. Este óbolo tenía por fin que el difunto pudiera pagarle a Caronte, el barquero que lo conduciría hasta el Hades atravesando el río Aqueronte, por su servicio de transporte. Aquellos que no podían pagar, supuestamente deberían vagar cien años por las orillas del río, antes de que Caronte accediera a llevarlos gratis.  En la Antigua china, un Emperor como Qin Shihuang, poderoso líder que levantó la Gran muralla, unificó el país y estableció a Xian como la capital del Imperio, fue enterrado junto a sus hoy famosos soldados de terracota, todo un ejército  de muñecos a fin de que lo protegiera de sus enemigos en el más allá. Los vikingos, por su parte, realizaban los enterramientos de sus muertos dotándolos de sus objetos cotidianos -utensilios, herramientas, objetos de su tocador- dado que posiblemente los necesitarían en el otro mundo. En ocasiones también eran equipados con agua y comida para que no sufrieran ni sed ni hambre en su viaje hasta su destino. Aquellos que eran ricos en vida eran enterrados también junto a sus objetos suntuarios. En el contexto del hinduismo, existió inclusive la costumbre del Satī, práctica funeraria en la que las viudas eran quemadas junto con sus esposos para que lo acompañaran en sus tiempos de ultratumba. Mientras que, como vemos, es común a muchas culturas el reverenciar a los muertos ofrendándoles flores, banquetes mortuorios, (en este caso, México sería un ejemplo paradigmático), objetos, acompañantes, en oriente existe la costumbre de homenajearlos ofreciéndoles dinero: el dinero de los muertos.

 

Si soy lo que tengo y lo que tengo se pierde, entonces ¿quién soy?

Nuestra experiencia en tanto seres humanos nos ha enseñado que no poseemos ningún derecho ni poder de decisión sobre la vida. La misma experiencia nos ha indicado que, al contrario que los seres vivientes, los objetos no mueren. Esta dolorosa comprobación lleva a la frecuente y paliativa confusión simbólica entre el ser y el tener. Dado que la noción de “tener algo” implica la ilusión de una sustancia permanente e indestructible y sobre lo cual podemos tomar eventualmente decisiones, si lo que poseo constituye precisamente mi ser, esto significa que me convierto, simbólica y tranquilizadoramente, en un ser inmortal.

En si libro Tener y ser (1976), el psicólogo y sociólogo Erich Fromm mencionaba cómo las sociedades modernas se habían vuelto materialistas prefiriendo siempre el tener al ser. A su criterio, cada sociedad elige uno de estos dos modos de existencia, caracterizándose el primero por su voluntad de poder, su agresividad y su ambición y el segundo, basado en cambio en el amor, el placer, la voluntad de compartir. Las ideas de Fromm no están lejanas a las creencias de la filosofía hinduista vedanta, que cree que el concepto de propiedad surge de la sensación de estar separados del resto del universo. La propiedad, el hecho de tener, nos da la ilusión de volver a estar conectados, de ser un uno otra vez con los objetos y con el todo. Pero de hecho, esta filosofía también señala que la propiedad misma es una ilusión. Desde la teoría crítica, desde la filosofía vedanta, lo cierto es que se ha señalado reiteradas veces que nuestras relaciones con el dinero no del todo lógicas ni racionales. En nuestra relación con él hay algo que parece concernir más bien al orden de nuestras vinculaciones afectivas.

El carácter mismo del capitalismo no sería puramente utilitario sino también libidinoso e irracional. Ya Freud había establecido una relación entre el afán de tener dinero y la situación narcisista infantil en la fase anal. Concretamente, a partir del motivo de las heces. Estas constituyen algo sumamente valioso para el niño por el mero hecho de que se desprenden de su propio cuerpo. El sentimiento de propiedad es prototípico en esta fase de la maduración del ser humano en la que lo que se posee parece ser tan parte de uno como el propio cuerpo. La antropología ha detectado numerosos símbolos, leyendas y proverbios que avalan la similitud simbólica entre dinero y heces señalada por Freud, desde la popular figura del "cagaducados" representada en las fachadas de algunos bancos alemanes, hasta la "gallina de los huevos de oro". Pero la misma psicología también ha estudiado otras correspondencias simbólicas entre el afán de poseer dinero y los propios fluidos corporales. Tal es el caso de la relación dinero-esperma, rastreable, por poner un ejemplo, en el motivo iconográfico del mito de Júpiter poseyendo a Dánae a partir de una lluvia de modas de oro.

La psicología clínica podría proporcionarnos incontables casos de modos enfermizos en los que se experimentan los sentimientos de propiedad. En el amor narcisista perverso al dinero, ya no se trata de tener algo, sino de tenerse a uno mismo. En todo caso, para un sociólogo como Georg Simmel, tal como lo establecía en su paradigmática obra Filosofía del dinero (1907), el dinero tiene su origen en el deseo, ya que si todo deseo pudiese encontrar su satisfacción automática y sin ningún tipo de obstáculo, el sistema monetario nunca hubiese sido creado. Con el dinero, el sujeto pretende cubrir una carencia interna y conquistar una seguridad a través de la compra y la propiedad de objetos. La realidad es que, por el contrario, se está situando en una posición cada vez más insegura pues, como expresa Erich Fromm en sus análisis sobre el tener y el ser antes citado: si soy lo que tengo, y lo que tengo se pierde, entonces ¿quién soy?

 

Invirtiendo en el futuro

La necesidad de tener se basa en la ilusión de estar separados del universo, se basa en una fuerte inseguridad en cuanto a nuestra identidad y a la esencia misma de nuestro cuerpo, se basa en la necesidad de sustituir objetos de deseo.

También se basa en el deseo de no morir.  Todo ser vivo quiere no morir, a pesar de la irrefutable evidencia empírica de que moriremos. Debido a esto, el ser humano busca maneras de creer en que hay “algo” que lo hará inmortal y le permitirá seguir viviendo más allá de su muerte. Este “algo” toma diferentes formas: la inmortalidad de los faraones embalsamados, el paraíso cristiano o musulmán, el mismo afán de gloria o de quedar en la posteridad, el afán de poseer riquezas. En este último caso, sus posesiones  materiales quedarán asociadas, en tanto de su propiedad, a él, a su cuerpo, a su alma y sobrevivirá en ellas.

Esta concepción materialista occidental no es desde ya la que prima en el motivo de los Hell Bank Notes chinos. Las ofrendas involucradas en el culto a los

muertos en Oriente tienen por fin pagar un tributo a los parientes fallecidos y asegurarse el favor de los espíritus en la propia vida de ultratumba. Los descendientes se comunican con sus ancestros como si estos estuviesen de alguna forma vivos,  pidiéndoles que intercedan por ellos cuando llegue su hora. Sin embargo, en estas “riquezas votivas” está indefectiblemente presente el intento por traspasar esa línea que divide el más acá del más allá. “Negociando” con nuestros difuntos,  la irreversibilidad de la muerte se vuelve, de alguna manera reversible

 

*La traducción literal sería “billetes del infierno”. La palabra “infierno” no tiene connotaciones negativas. Pasó a la China a través de los misioneros cristianos. Estos predicaban que quienes no se convirtieran al cristianismo “se irían al infierno”. Debido a un error de traducción e interpretación, quedó establecido que “infierno” era el lugar al cual iban a parar los seres humanos después de morir.  O sea que quedó como un término para referir al “más allá” en un sentido amplio.

14nov/110

Dinero oxidable

En los febriles días de abril de 1919, mientras la primera república soviética de Baviera luchaba por sostenerse, un  utópico sistema monetario de interés negativo esperaba a que sus revolucionarios billetes terminaran de salir de la imprenta para ser puesto en marcha.

La iniciativa de Silvio Gesell, el flamante Representante Finanzas del Pueblo, nunca llegó a ponerse en práctica. Primero un golpe interno propiciado por Moscú y luego la aplastante entrada de los Freikorps, las mismas milicias que asesinaron a Rosa de Luxemburgo, terminaron de desbaratar la República antes de que pudieran salir de la imprenta los billetes del nuevo sistema.

Lo que sostenía Gesell, un libertario de ideas anarquistas autor del libro El orden económico natural, era que el dinero había perdido su utilidad como herramienta de intercambio, pasando a ser una mercancía en si misma, generando desigualdades sociales debido a la usura y afectando negativamente a la economía real.
La solución era crear un nuevo sistema en el cual la moneda se depreciara con el tiempo, impidiendo de esta forma la posibilidad de ser acumulada. Según Gesell el dinero debería comportarse como lo hacen los bienes. Una manzana, un mueble, un automóvil, pierden valor con el paso del tiempo. Se pudren, se deterioran, se desgastan. Para que el dinero no se convierta en algo con lo cual especular y vuelva a ser una herramienta de intercambio, también debería estar sujeto a este proceso entrópico. Proponía billetes a los cuales, pasado determinado período, un mes por ejemplo, se le debía pegar un sello postal con el valor del 1% del billete. Para evitar este gasto, quien lo recibía, se apuraría en usarlo para comprar bienes.

¿Qué hubiera pasado de haber entrado en circulación este sistema en el Soviet de Baviera? No podemos saberlo. Pero sí podemos analizar lo que sucedió años más tarde, en 1932 en Austria.
En el contexto de una economía deprimida, y sufriendo aún los efectos de la crisis del 29, el experimento pudo llevarse a cabo, esta vez por iniciativa del alcalde de Wörgl, Michael Unterguggenberger. Inspirado en las ideas de Gesell, puso en circulación el “freigeld” (dinero de economía libre, o dinero de circulación garantizada)…

13nov/110

Arte y dinero

por Belén Gache

Espejitos de colores, buzones y terrenos en la luna:  de la economía de mercado a la economía cuántica (pasando por los billetes de artista)

Zone de Sensibilité Picturale Immatérielle : la compraventa como ritual

Zone de Sensibilité Picturale Immatérielle (Zona de sensibilidad pictórica inmaterial) fue una obra de arte producida por Yves Klein hacia finales de los años 50. La misma consistió en una serie de performances y libros de artista, e involucró actos de compraventa con su correspondiente documentación: recibos que rezaban: “Recibidos x gramos de oro fino contra una zona de sensibilidad pictórica inmaterial”. Lugar, fecha y firma funcionaban como datos indiciales que daban fe del acontecimiento. Esto es, del intercambio de un determinado espacio “en apariencia” vacío (la Zona Inmaterial), por una fijada cantidad de oro.

Una vez realizadas las operaciones, el comprador podía optar entre dos posibilidades: o bien entregaba la cantidad de oro convenida y tomaba el recibo -resignando  adquirir el auténtico “valor inmaterial” de la obra -, o bien realizaba un elaborado ritual que consistía en la incineración del recibo mientras Klein, como contraparte, arrojaba a las profundidades del Sena la mitad del oro recibido. El ritual tendría a un crítico de arte, un director de museo y un escribano como testigos. Klein logró vender ocho de estas piezas entre 1959 y 1962. Sólo tres de ellas implicaron el ritual. Los libros de artista tomaron la forma de chequeras de banco. Klein imprimió ocho, de las cuales sólo cinco sobrevivieron hasta hoy. Cada una de ellas contiene diez recibos numerados.

Con esta obra, Klein proponía tanto una reflexión sobre las estrategias de intercambio comercial capitalista como un meditación sobre el indefinible, incalculable valor del arte. Según una corriente definición, un intercambio comercial consiste en la transferencia de una persona a otra de la propiedad sobre determinado bien o servicio, implicando el término “propiedad” el derecho de disponer del bien o servicio en cuestión. Zone de Sensibilité Picturale Immatérielle problematiza el concepto de propiedad privada, concepto básico para la mecánica del funcionamiento del sistema capitalista preguntándose: ¿qué cosas pueden realmente poseerse y qué cosas no?, ¿quién tiene el derecho de poseerlas y disponer de ellas?, ¿cuál es el “verdadero” valor de las cosas?, ¿quién se arroga el derecho de establecer sus precios?

En el campo del arte, numerosas acciones han buscado cuestionar las formas establecidas de intercambio de bienes a nivel social. Así, se ha pretendido vender y comprar cosas en principio “no aptas” para el mismo. Se ha fingido vender estrellas, parcelas en la luna, sueños, la misma nada. La creatividad popular también ha aportado su cuota deconstructiva, intentando -y consiguiendo incluso en ocasiones- vender objetos tales como espejitos de colores, aceite de serpiente, buzones y hasta la misma Torre Eiffel que, de hecho, ha sido vendida en más de una ocasión dando lugar a los subsiguientes litigios. Con la propuesta de su Zona Inmaterial, Klein pretendía vender una pieza invisible, un determinada frecuencia energética.

 

El oro, el aire, el vacío

Sabido es que Yves Klein era un artista especialmente interesado por los temas esotéricos. Incluso pertenecía a una orden masónica: los caballeros de la Orden de San Sebastián. Para él, al igual que para la alquímica, que durante siglos había buscado obtener la energía radiante y purificadora del sol transmutando diferentes metales en el material áureo- el oro representaba lo inmaterial y también lo absoluto. A lo largo de su obra, hizo reiterado uso de este material, por ejemplo, en sus Mono-oros (monocromos realizados en oro. El ritual propuesto por su obra ZSPI, por su parte, implicaba diferentes temáticas relacionadas con el esoterismo: el oro transmutado en vacío –y el vacío en oro- a partir del acto de intercambio, la incineración-purificación del cheque, el sacrificio del oro arrojado a las profundidades del agua.

El tema de la inmaterialidad obsesionaba a Klein quien lo abordaba en sus monocromos, en su sinfonía silenciosa, en la omnipresencia de un mundo pintado de azul IKB (International Klein Blue, color especialmente luminoso y etéreo por él fabricado y patentado. El azul era para él lo invisible haciéndose visible; era el vacío. Al igual que Gastón Bachelard, había reparado en la relación del azul ultramarino con la desmaterialización, con la noción de vacío y también con los sueños. Curiosamente en su libro El aire y los sueños, Bachelard indica: “La palabra “azul” puede designar pero nunca mostrar. El azul del cielo no podrá ser jamás un bien poseído.”

A la época azul de Klein sigue su época neumática, con sus esculturas aero-magnéticas, sus máquinas (la Excavadora del Espacio, el Cohete Neumático). También pertenece a este período su Salto al vacío (1960), la famosa fotografía en la que se lo ve arrojándose desde una ventanas de cara hacia el empedrado de la calle y que apareció impresa en el “Journal du dimanche” del 27 de noviembre del París Soir, en el marco del Festival de Teatro de Vanguardia. Su pie de imagen rezaba: “El pintor del espacio se arroja al vacío”. Adhiriendo a la estética del “Teatro del vacío”, Klein proponía obras en las que aparecería en escena levitando.

 

Física, arte y economía cuántica

En su libro La condición posmoderna, Jean Francois Lyotard señalaba: “Hacer tomar consciencia de que hay algo que se puede concebir y que no se puede ver ni hacer ver: éste es el ámbito de la pintura moderna”.

Mientras que la ciencia occidental desde Newton había creído descifrar todas las grandes constantes físicas del Universo, a comienzos del siglo XX el modelo de indefinición e incertidumbre planteado por la física cuántica pulverizó toda pretendida certidumbre de la física moderna. En el año 1926, la física newtoniana recibió su golpe de gracia con el “principio de incertidumbre” de Werner Heisenberg. Contrariamente a la física clásica, según la física cuántica la descripción de los fenómenos es siempre necesariamente incompleta.  El principio de incertidumbre poseía claras implicaciones filosóficas que subrayaban una forma de saber siempre contingente y parcial.

A él se asociaban las nociones de inestabilidad semántica, inverificabilidad, impredictibilidad. Se trataba de una llamada a enfatizar términos como aleatoriedad, vacío, silencio. Estas ideas están muy próximas, por ejemplo, a pensamientos orientales como el zen, en donde la mente es entrenada para sobrepasar el dualismo entre ser-no ser. En ellas el vacío no es un estado inerte sino pleno de posibilidades.  Mientras que para la física clásica: el vacío era considerado pasivo y sin fuerza, para la física no newtoniana el vacío se constituye como una fuerza dinámica y en movimiento.

El cambio de paradigma epistemológico tuvo gran impacto en el arte y la cultura. Por ejemplo, en el pensamiento de Derrida, Foucault y otros pensadores del postestructuralismo. La dispersión del signo constituía para Derrida un fértil proceso de generación de sentidos y la verdad sólo existía en un hipotético y continuo punto de fuga. Mientras que para la modernidad los signos eran siempre referenciales y remitían a una instancia fuera de ellos, a una realidad concreta del mundo; mientras que se celebraba al sustantivo por sobre el verbo y se concebía al discurso como eminentemente consciente, neutro, no contradictorio y perteneciente a una lógica lineal, deductiva y en donde primaba el determinismo, la certeza y la causalidad, para la posmodernidad los signos poseían significados en constante flujo, autónomos, no referenciales sino autorreferenciales. El conocimiento siempre sería parcial y fragmentado, con muchas verdades y puntos de vista, con paradojas e incertezas.

A lo largo del siglo XX, las llamadas “poéticas de la indeterminación” pudieron rastrearse en estéticas tan diferentes como las de Marcel Duchamp, Jackson Pollock, Yves Klein, John Cage, el grupo Fluxus e Yves Klein, entre muchos otros.

Pero por algún motivo, el nuevo paradigma parecía resistirse a abordar el campo de la economía. Mientras que muchos se preguntan - estos días en que se

hace más que evidente la necesidad de un cambio en un sistema basado en el concepto de economía de mercado vigente desde el siglo XVII-: ¿por qué seguir usando los mismos conceptos de David Ricardo y Adam Smith?, ¿porqué seguir adhiriendo a la “economía newtoniana?, ¿por qué no incorporar las matemáticas del caos al ámbito económico a fin de superar su período mecanicista?, es bueno recordar que estas preguntas tan en boga hoy eran ya prefiguradas desde hace años en el campo del arte.

En la segunda mitad del siglo XX, las neovanguardias, propusieron una serie de ejemplos de “dinero de artista”. Joseph Beuys, Andy Warhol, Robert Rauschemberg, Roy Lichtenstein, el grupo Fluxus, Arman, Carl André, el propio Klein por citar algunos casos, incursionaron en este tópico y el dinero se convirtió en obra, ya sea como ícono pop de la sociedad capitalista, como apropiación, parodia, intervención en el sistema de intercambio público, a manera de deconstrucción y ruido en el mercado de símbolos y valores sociales, reflexionando, cuestionando y problematizando las formas establecidas de intercambio establecidas. Zone de Sensibilité Picturale Immatérielle proponía, ya en los años 60, una economía alternativa, ritual, inmaterial, cuántica.

2nov/110

Criptomonedas

Del dinero electrónico a las monedas 2.0 la red permite imaginar nuevos sistemas de intercambio pero también repetir en el terreno virtual errores del actual sistema

Son numerosos los ejemplos de monedas virtuales que han surgido en estos casi veinte años de vida de la web. Por un lado las monedas utilizadas en comunidades de juegos o en metaversos como Second Life. La economía en este mundo virtual está basada en el Linden Dollar cuya cotización actual en las casas de cambio fluctúa alrededor de los 290L$ por 1EUR, y está sujeta en parte a la oferta y la demanda y en parte a la emisión que haga su “banco central”.

El hecho de que no solo su moneda sino también su territorio carezcan de un anclaje real, aumenta la posibilidad de que sucedan fenómenos a los que nos han ido acostumbrando las distintas crisis en la “vida real”: ataques especulativos, burbujas inmobiliarias, hiperinflación.

Diferente es el caso de Bitcoin, una de las primeras implementaciones del concepto llamado criptomoneda, descrito por primera vez en 1998 por Wei Dai en la lista de correo electrónico Cypherpunk y que permite poseer y transferir valor anónimamente. Es una moneda electrónica descentralizada que no depende de la confianza en ningún emisor central, lo cual hace imposible para cualquier autoridad, gubernamental o de otro tipo, la manipulación del valor de las bitcoins, y aumentar su cantidad arbitrariamente para generar inflación…

18oct/110

Los gitanos nucleares de Fukushima ¿La trama de un animé apocalíptico?

Corren los años 70 en Japón. La creciente demanda de electricidad de la moderna sociedad nipona hace que crezcan como setas centrales nucleares. Mientras tanto la Yakuza, en recorridos nocturnos por las plazas de las ciudades, recluta mendigos y marginados sociales a los que ofrecen una mísera paga para realizar tareas de limpieza. Una vez llevados a destino descubrirán que lo que deberán limpiar son los interiores de los reactores nucleares, sometidos a temperaturas sofocantes y niveles de radiación decenas de veces superiores a las permitidas. Se han convertido en Genpatsu Gypsies, gitanos nucleares que una vez captados, irán de central en central en busca de una paga diaria hasta que el cuerpo lo resista.

¿La trama de un animé apocalíptico? No. Una historia real que se repite desde hace más de 30 años en centrales como la de Fukushima y que ha provocado tantas muertes por radiación como las bombas de Hiroshima y Nagasaki.